lunes, 21 de mayo de 2007

"El mundo Pokemón”



Era un sábado como cualquier otro, aburrido al máximos. Sin embargo tenía la esperanza de que algo bueno pasaría. Así fue, como a las 10 PM llegó mi prima y me invitó a una fiesta. Fuí con todas las ganas que podía tener. Quería bailar toda la noche.
Llegué al lugar en el que se realizaría el esperado “karrete”, poco a poco comenzó a llenarse, hasta que quedó repleto. Estaba completamente sorprendida. Toda la gente, bailaba, hablaba, caminaba y se vestía exactamente igual. ¡Eran clones! ; Incluso tenían el mismo peinado. Todas las mujeres lucían el pelo desordenado y una chasquilla de flequillo corta, usaban los pantalones bastante abajo, poleras ajustadas y zapatillas anchas. En ese momento comprendí por qué en el colegio me molestaban tanto por mi lindo corte de pelo. Mi chasquilla era igual a las de ellas, a las denominadas “Pokemonas”; debido al gran número existente de esos seres tan idénticos. Parecía que se reproducían cada 5 segundos.
Me sentía completamente excluida. Era la única con los pantalones en su lugar y con zapatillas normales, solo mi corte de pelo me hizo sentir un poco más segura; mi pelo estaba a “su moda”.
No baile en toda la noche, se me hizo imposible imitar su manera de bailar y me sentía demasiado incómoda. A mi vista se veían ridículas moviéndose de un lado a otro con sus manos adelante como diciendo “vengan, me vendo”.
Estaba completamente sola y comencé a pensar que había nacido una nueva tribu urbana y ésta era muy numerosa “los pókemon”. Se supone que son una especie de hard core que escuchan, o mas bien, son fanáticos del reggaetón.
Seguía sola mirando la igualdad de expresión, cuando de pronto se acerca un joven; comenzamos a hablar y me presentó a sus amigos, un grupo llamado “crazy core”. Lo primero que hice, después de presentarme, fue preguntar si ellos eran pokemones. Me miraron con un rostro un poco desconcertado y no me respondieron. Argumenté que mi pregunta solo la había realizado porque me sentía incómoda en ese lugar. Me explicaron que ellos escuchaban hard core y que en realidad sí habían caído dentro de ese grupo social, ya que sin querer se vestían y bailaban igual.
En mi aburrimiento, que por cierto, iba en aumento desde las 10 PM, llegué a la conclusión de que todos los jóvenes necesitamos expresarnos de una u otra forma. Queremos formar un mundo apartado del que ya existe, una nueva sociedad, una forma de vida diferente. Tratamos de buscar a la gente que se asemeje a nosotros, que tenga la misma ideología. Buscamos a un grupo en el que encajemos.
Así nacen las tribus urbanas, góticos, punk, roqueros, nazis, hard core, emos, otaku, metaleros, visual, incluso las denominadas “garra blanca y los de abajo” (colo- colo y universidad de Chile). Todos ellos son un montón de seres humanos con algo en común, estilo de vida, estética, ideología, una música que los identifique, etc.
Es algo extraño, vivimos todos juntos en un espacio geográfico llamado Chile, que supuestamente tiene una igualdad de cultura, una forma de vida que nos representa y da una visión de nación al resto de los países. Pero a la vez nos separamos, nos apartamos de la sociedad; cada cual con su manera de vivir, buscando y formando una especie de pequeños pueblos dentro de uno inmenso.
Eran las 4 AM, el reggaeton seguía sonando y los jóvenes bailaban al compás de la música. Muchos habían bebido más de la cuenta, fue en ese instante en el que el ambiente cambió radicalmente. Dos muchachos comenzaron a golpearse. Los dos pertenecían a grupos de amigos diferentes, por lo cual, queriendo ayudar a su “amigo” comenzaron a pelear ellos también.
Todo cambió, y en lugar de ser una fiesta, parecía un club de pelea. La fiesta se terminó.
Todo me pareció confuso. Se suponía que todos eran iguales, y al ser la nueva “tribu urbana”, sus pensamientos se asemejaban y por lo tanto se toleraban, pero no fue así.
La gente que al parecer era tan igual, terminó estropeando una fiesta con su violencia e intolerancia. Bastó solo una mirada para que los ánimos se exasperaran y solo dos palabras ¡“qué miray”! para que se “agarraran a combos”.
En ese momento comprendí que no solo hay intolerancia de una tribu urbana hacia otra, dentro de la misma también existe; simplemente porque, por más que busquemos gente igual, somos diferentes y sólo hay que aprender a respetar.
No creo que se necesite ser un nazi para matar a un punk, si hay una mente enferma, solo basta con ser persona o una especie de bestia desenfrenada.
Llegué a la conclusión de que prefiero aislarme del mundo y ser una anti social a llegar a unirme a un grupo urbano buscando una especie de apoyo. Tampoco necesito refugiarme en alguno de ellos, me basta con ser persona y cumplir mis metas con esfuerzo. No creo que se necesite más gente para lograr una identidad y formar un nuevo mundo donde vivir a mi manera, con mis propias leyes y surgir sin que importe la basura que nos rodea. Sin embargo no se puede vivir sólo cuando estamos en sociedad; necesitamos amigos que nos acepten tal y como somos, con nuestros defectos y virtudes. Lamentablemente el ser humano construye mundos en los que inevitablemente nos veremos involucrados. Ahora ya lo saben, nació uno nuevo y se llama “mundo pokemón”…

1 comentario:

Unknown dijo...

amo el mundo pokemon es lo mio y sin